Visitando la rambla y el olivar aparece, creo, una collalba arrancando el mes de junio. Es un ave residente en la península pero es la primera vez que la veo.
Pensaba que se iría como las oropéndolas que llegaron, sobre el mes de mayo, se comieron las moras y siguieron su camino, pero no, siguen entre las piedras, la sequedad, los muros, el calor, buscando hormigas y escarabajos, animando las tardes entre los aviones y vencejos.